martes, mayo 24, 2011

ACCIONES OBSESIVAS Y PRÁCTICAS RELIGIOSAS (1907)


Este trabajo es el primer examen de la neurosis obsesiva desde el periodo de Breuer, 10 años atrás. Se esboza acá el mecanismo de los síntomas obsesivos. Freud no había iniciado el tratamiento todavía con el hombre de las ratas.

Hay semejanzas entre las acciones obsesivas de los neuróticos y las prácticas de los creyentes. Me lo certifica el nombre de “ceremonial”.

El ceremonial neurótico consiste en pequeñas prácticas, agregados, restricciones, ordenamientos, q, para ciertas acciones de la vida cotidiana, se cumplan de una manera idéntica o con variaciones q responden a leyes. Tales actividades nos parecen meras “formalidades”, carentes de significado. De igual manera se le presentan al propio enfermo, pese a lo cual es incapaz de abandonarlas, pues cualquier desvío del ceremonial se castiga con una insoportable angustia q enseguida fuerza a reparar lo omitido. Tan ínfimas como las acciones ceremoniales mismas son las ocasiones y actividades adornadas, dificultadas y retardadas por él (ej.: vestirse, irse a dormir, etc.).

En casos leves, el ceremonial se asemeja bastante a la exageración de un orden habitual y justificado. Pero la escrupulosidad de la ejecución y la angustia si es omitida singularizan al ceremonial como una “acción sagrada”. Los hechos q lo perturban se soportan mal, y siempre están excluidas la publicidad y la presencia de otros mientras se lo consuma.

No hay un claro deslinde entre ceremonial y acciones obsesivas, éstas, siempre provienen de un ceremonial. Además de estos dos rasgos, forman el contenido de esta enfermedad prohibiciones e impedimentos (abulias) q no hacen más q continuar la obra de las acciones obsesivas no permitiendo al enfermo ciertas cosas, y permitiéndole otras solo bajo obediencia a un ceremonial prescrito.

Compulsión (tener q hacer algo) y prohibición (no tener permitido hacerlo) solo afectan, al comienzo, las actividades privadas. Dejan intacta su conducta social.

La semejanza entre el ceremonial neurótico y las acciones sagradas del rito religioso se sitúa en:

- La angustia de la conciencia moral a raíz de omisiones

- la prohibición de ser perturbado

- la escrupulosidad con q se ejecutan detalles

Las diferencias:

- diversidad individual de las acciones ceremoniales (neuróticas) por oposición a la estereotipada del rito (rezo, etc.)

- carácter privado por oposición al publico

- los pequeños agregados del ceremonial religioso son simbólicamente plenos y con sentido, mientras q los del neurótico aparecen necios y carentes de sentido

Con ayuda de la técnica psicoanalítica de indagación se destruye la apariencia de q las acciones obsesivas sean carentes de sentido, y se averigua q por entero y en todos sus detalles, poseen sentido, están al servicio de sustantivos intereses de la personalidad y expresan sus vivencias duraderas y sus pensamientos investidos de afecto. Lo figurado por las acciones obsesivas o por el ceremonial deriva del vivenciar más intimo sexual. Y lo hacen de dos maneras: como figuraciones directas (se las interpreta históricamente) o simbólicas (se las interpreta simbólicamente). Ejemplos:

- la mujer separada q al comer obedecía a la compulsión de dejar lo mejor. Esta renuncia se explico por la fecha de su génesis. Fue al día siguiente q puso fin al sexo con su marido, o sea, q renuncio a lo mejor.

- Se sentaba en un único sillón, y dificultosamente podía levantarse de él. Por referencia a determinado detalle de su vida conyugal, el sillón simbolizaba al marido a quien guardaba fidelidad. Para explicar la compulsión hallo esta frase:”es tan difícil separarse de algo (marido, sillón) sobre lo cual uno se ha sentado”.

En el ceremonial, en sentido estricto, también todo posee sentido y es interpretable, al igual q en las acciones obsesivas.

Es un requisito de la condición de enfermo q la persona q obedece a la compulsión la practique sin conocer su significado. La acción obsesiva sirve a la expresión de motivos y representaciones inconscientes. Solo la terapia hace consciente el sentido de la acción obsesiva, y con este, los motivos q la pulsionan.

O sea, quien padece de compulsión y prohibiciones se comporta como si estuviera bajo el imperio de una conciencia de culpa de la q él nada sabe, vale decir, una conciencia inconsciente de culpa. Esta conciencia de culpa, con fuente en procesos anímicos tempranos, halla permanente refrescamiento en la tentación, renovada por cada ocasión reciente; y por otra parte genera angustia de expectativa siempre al acecho, una expectativa de desgracia q, por medio del castigo, se anuda a la percepción interna de la tentación.

En los comienzos de la formación del ceremonial, todavía le deviene consciente al enfermo q esta forzado a hacer esto o aquello para q no acontezca una desgracia. El nexo entre la ocasión a raíz de la cual emerge la angustia de expectativa y el contenido con el q ella amenaza ya está oculto para él. El ceremonial comienza entonces, como una acción de defensa o de aseguramiento, como una medida protectora.

A la conciencia de culpa del neurótico corresponde la declaración de los fieles: ellos saben q son pecadores en su corazón, y las prácticas piadosas (rezo) tienen el valor de unas medidas de defensa y protección.

El hecho primero q está en la base de la NO es la represión de una moción pulsional (de un componente de la pulsión sexual) q tuvo permitido exteriorizarse durante algún tiempo en su vida infantil y luego cayó bajo la sofocación. A raíz de la represión nace una especial escrupulosidad dirigida a la meta de la pulsión, pero esta formación psíquica reactiva no se siente segura, sino amenazada de continuo por la pulsión q acecha en lo inconsciente. El influjo de la pulsión reprimida es sentido como tentación, y en virtud del propio proceso represivo se genera la angustia, q se apodera del futuro como una angustia de expectativa. El proceso de la represión q lleva a la NO es malogrado y amenazado cada vez más por el fracaso, y se requieren siempre nuevos empeños psíquicos para contrabalancear el constante esfuerzo de asalto de la pulsión. Así, las acciones ceremoniales y obsesivas nacen en parte como defensa frente a la tentación, y en parte como protección frente a la desgracia esperada. Para la tentación, las acciones protectoras parecen resultar pronto insuficientes; emergen entonces las prohibiciones destinadas a mantener alejada la situación de tentación. (Las prohibiciones sustituyen a las acciones obsesivas, del mismo modo como la fobia quiere ahorrar el ataque histérico).

Ahora bien, las exteriorizaciones de la NO (síntomas, y entre ellos las acciones obsesivas) cumplen la condición de un compromiso entre los poderes anímicos en pugna. Por eso siempre devuelven también algo del placer q están destinadas a prevenir, sirven a las instancias q reprimen las pulsiones igualmente q a las pulsiones reprimidas. Así, estas acciones, destinadas en su origen a preparar la defensa, se aproximan más y más las acciones prohibidas mediante las cuales la pulsión tuvo permitido exteriorizarse en la niñez.

Ahora bien, en cuanto a la vida religiosa, ella tiene por base también la sofocación e ciertas mociones pulsionales, la renuncia a ellas (aunque no se trata de componentes exclusivamente sexuales, sino de pulsiones egoístas, perjudiciales para la sociedad). Y en cuanto a la conciencia de culpa como derivación de una tentación inextinguible, y a la angustia de expectativa como angustia ante castigo divinos, son más obvias q en la NO.

Las recaídas plenas en pecado fundamentan una nueva modalidad de quehacer religioso, las acciones expiatorias, cuyo correspondiente hallamos en la NO.

Sabemos q el mecanismo de desplazamiento psíquico es el q gobierna los procesos anímicos de la NO (y así el ceremonial se liga a pequeñas acciones de la vida cotidiana y se exterioriza en necios preceptos y limitaciones de aquellas). Y en el ámbito religioso hay una parecida tendencia al desplazamiento psíquico en el mismo sentido, ya q poco a poco las minucias del ceremonial se convierten en lo esencial de la práctica religiosa, en detrimento de su contenido de ideas.

El carácter de compromiso de las acciones obsesivas en su calidad de síntomas neuróticos es el más difícil de discernir. Y para esto recordamos cuan a menudo todas las acciones q la religión prohíbe se llevan a cabo en nombre de ella y en su pretendido beneficio.

Entonces: la NO es un correspondiente patológico de la formación de la religión; sería una religiosidad individual, y la religión una NO universal. La concordancia más esencial es la renuncia, en ambas subyacente, al quehacer de unas pulsiones dadas constitucionalmente; la diferencia más decisiva: la naturaleza de estas pulsiones (en la NO son exclusivamente sexuales y en la religión son de origen egoísta).

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