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El objeto imaginario de la castración es el falo. La madre simbólica se convierte en real en la medida en q se manifiesta rehusando el amor. El objeto de la satisfacción, el seno, se convierte a su vez en simbólico de la frustración, denegación de objeto de amor. El agujero real de la privación es algo q no existe. Al ser lo real pleno, es preciso, para hacer un agujero real, introducir un objeto simbólico.
Para convertirse en objeto de amor, para esa madre, el niño debe advertir q ha de introducirse como tercero entre el deseo de su madre, deseo q aprende a experimentar, y el objeto imaginario q es el falo.
Las llamadas teorías infantiles, es decir, la actividad de investigación propia del niño en lo referente a la realidad sexual, interesan al conjunto del cuerpo. Engloba toda la actividad del sujeto y motiva todo lo q podemos llamar sus temas afectivos. Podemos clasificar este conjunto de acciones o actividades bajo un término, el de actividades no solo de ceremonia sino de culto.
Para centrar el valor exacto de las teorías infantiles de la sexualidad y todo ese orden de actividades q en el niño se estructuran a su alrededor, hemos de referirnos a la noción de mito. El mito muestra ciertas constancias q no se pueden someter a la invención subjetiva. También el carácter de ficción, q mantiene una singular relación con algo q está detrás implicado siempre, contiene un mensaje formalmente indicado, se trata de la verdad.
Se trata de los temas de la vida y de la muerte, la existencia y la no existencia, muy en especial del nacimiento, o sea, la aparición de lo q todavía no existe. Por lo tanto temas vinculados, por una parte con la existencia del propio sujeto y con los horizontes q le proporciona su experiencia, y por otra, con el hecho de su sujeción a un sexo, su sexo natural. A esto se consagra la actividad mítica en el niño.
Los mitos apuntan no al origen individual, sino siempre a la creación del hombre, la génesis de sus relaciones, las invenciones; vemos también como se plantean constantemente la relación del hombre con una fuerza secreta, buena o mala, pero sagrada. Esta potencia podemos situarla como idéntica al poder de la significación, y especialmente de su instrumento significante.
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Existe la sugestión en el caso de Juanito. El estilo interrogatorio del padre se presenta todo el tiempo como una inquisición. El padre interviene de forma aproximada, a bulto, y con torpeza. Las construcciones de juanita no son independientes de la intervención paterna, es más, hay una sensible correspondencia. Ahora bien, en la producción mítica de Juanito, no se tiene la impresión de una producción delirante, sino de una producción de juego, lúdica.
El padre no sabía q el complejo de castración es el eje principal. Así, vemos como Juanito reacción ante la intervención del padre. La fobia no habría tenido tal continuación y tales ecos sin la intervención paterna.
Juanito está en una relación con su madre, en la q se mezclan la necesidad directa q tiene de su amor y el juego del señuelo intersubjetivo. Este juego se manifiesta claramente. Necesita q la madre tenga un falo, lo q no significa q este falo sea para él algo real. Por el contrario, en todo momento se evidencia en sus dichos la ambigüedad q revela a esa relación en el juego. El niño sabe algo, obvio, lo indica cuando dice “precisamente había pensado….” Y se calla. Lo q había pensado es “¿mama tiene o no tiene?”.
En este momento, en la convivencia del juego imaginario, se produce de pronto cierta descompensación manifestada como angustia, referida a sus relaciones con la madre.
Esta angustia está vinculada con diversos elementos de real q vienen a complicar la situación. Estos elementos de real no son unívocos. Hay una novedad en cuanto a los objetos de la madre, y es el nacimiento de Hanna; y esta la intervención del pene real, con las complicaciones q introduce (aunque ya está en juego hace un año, cuando confeso Juanito su masturbación).
Estos elementos de descompensación entran en juego, por una parte, cuando Juanito queda excluido, cae de la situación, es expulsado por Hanna. Por la otra, cuando el falo interviene bajo una forma distinta, la masturbación. Se trata del mismo objeto, pero se presenta de una forma completamente distinta por la integración de las sensaciones vinculadas con la turgencia y muy posiblemente, con algo q podemos calificar de orgasmo, sin eyaculación. La novedad del pene real es un elemento de difícil integración.
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He aquí a Juanito cuando llega al punto en el q aparece la fobia. No es Freud, es el padre el q concibe enseguida q se trata de algo debido a una tensión con la madre.
Hemos dado a la madre y su relación simbólica imaginaria del niño con ella toda la importancia. La madre se presenta para el niño con la exigencia de lo q le falta, el falo q no tiene. Este falo es imaginario para el niño.
Si el falo se impone de forma predominante entre otras imágenes al deseo de la madre, es porq tiene un valor simbólico en el sistema significante y se retransmite así a través de todos los textos del discurso interhumano.
Hasta entonces Juanito jugaba con el falo deseado por la madre, con el falo convertido para él en un elemento del deseo de la madre, y en consecuencia, en algo por lo q se debía pasar para cautivar a la madre. Este falo es un elemento imaginario. Ahora el niño ha de advertir q este elemento imaginario tiene un valor simbólico. Y esto es lo insuperable para él.
O sea, el niño se introduce de golpe en el sistema del significante o del lenguaje, pero no lo hace en toda la envergadura del sistema, sino de una forma puntual a propósito de las relaciones con la madre, q está presente o ausente. Pero esta primera experiencia simbólica es insuficiente. No se puede construir el sistema de las relaciones del significante en toda su amplitud en base al hecho de q algo a lo q se ama esta o no esta. No podemos conformarnos con dos términos, se necesitan más.
Hay un mínimo de términos necesarios para el funcionamiento del sistema simbólico, no son solo tres. El Edipo nos da tres, pero sin duda implica un cuarto termino porq el niño ha de franquear el Edipo. Por lo tanto, aquí ha de intervenir alguien, y este es el padre.
Ahora bien, el padre de Juanito tiene una curiosa forma de presencia, y Juanito trata de conciliar el mundo de la relación materna (q, en conjunto había funcionado con armonía hasta entonces) co aquel elemento de abertura imaginaria, o de falta, q lo hacía tan divertido, incluso tan excitante para la madre.
Las imágenes q la realidad le aporta a Juanito, en principio son las surgidas de la relación con la madre, pero también hay otras, nuevas, q el niño no afronta nada mal. En cuanto esta Hanna, intervienen nociones como la de lo grande y lo pequeño, la de lo q esta y lo q no está pero aparece, etc. Y Juanito maneja muy bien esto. Se enfrenta enseguida con nociones nada evidentes q son tres: la emergencia, aparición de algo nuevo; el crecimiento (crecerá, o eso q no tiene crecerá); la proporción o la talla, q es el termino más simple, al parecer, pero no el más inmediato.
Encontramos constantemente el franqueamiento, la elevación de lo imaginario a lo simbólico.
Siguiendo instrucciones de Freud, el padre le recalca a Juanito q las mujeres no tienen falo, y el niño reacciona con el fantasma de las dos jirafas. Aparece en plena noche, con mucho miedo, se refugia en la habitación de los padres, no quiere hablar y se duerme. Al otro día le preguntan. Y se trata de un fantasma, hay una jirafa grande ahí, una chiquita acá “arrugada en forma de bola”, le preguntan y muestra tomando un trozo de papel y haciendo un bollo.
Para el niño se trata de recuperar la posesión de la madre para mayor irritación del padre. Ahora bien, esta cólera nunca se produce en lo real, el padre nunca se deja llevar por la cólera, y Juanito se lo señala “tienes q enfadarte, has de estar celoso”. En fin, le explica el Edipo.
Ahora bien, una jirafa grande y una pequeña son semejantes, la una es el doble de la otra. Por una parte, hay “grande” y “pequeño”, pero por otra esta el “igualmente jirafas”. Volvemos acá a lo del niño capturado en el deseo fálico de la madre como una metonimia. El niño, en su totalidad es el falo. Así, cuando se trata de restituirle a la madre su falo, el niño faliciza a la madre entera, bajo la forma de un doble. Fabrica una metonimia de la madre. Lo q hasta ahí era solo el falo enigmático y deseado, creído y no creído, sumido en la ambigüedad, la creencia, el juego tramposo con la madre, empieza a articularse como una metonimia.
Ahí franqueamos el paso de la imagen al símbolo, esta esa jirafa pequeña q nadie entiende, con lo visible q es. El propio Juanito nos lo dice, esa pequeña jirafa es hasta tal punto un símbolo, q es solo un dibujo sobre una hoja de papel q se puede arrugar.
Ya el dibujo de la jirafa estaba en la vía del símbolo, porq mientras el resto está completamente perfilado y todos los miembros están en su sitio, el hace-pipi añadido es grafico, es un trazo, separado del cuerpo.
Ahora entramos en el gran juego del significante. La jirafa pequeña es un doble de la madre, reducido al soporte siempre necesario como vehículo del significante, o sea algo q se puede tomar, q se puede arrugar y puede uno sentarse encima. Es un testimonio, un tratado.
Juanito busca la solución, de los tres elementos (madre falo y niño), en donde el falo ya no es algo con lo q se juega, se ha vuelto rebelde, tiene sus fantasías, necesidades, exigencias y arma lio. Se trata de saber cómo se va a poner en orden todo esto, como se asentaran las cosas en este trío original.
Vemos aparecer una triada…
“Esta agarrado, mi pene”. Aquí hay una forma de garantía. Desgraciadamente en cuanto le hacen declarar q esta agarrado, aparece inmediatamente un estallido de la fobia. Al parecer, también hay algún peligro en q este agarrado.
Entonces, otro término aparece. Lo perforado. El mismo Juanito, en un sueño esta perforado, luego la muñeca, y hay cosas perforadas de fuera adentro y de dentro afuera.
El tercer término (es expresivo porq no puede deducirse de las formas naturales), es un instrumento lógico q Juanito introduce en su pasaje mítico, y junto a lo agarrado y el agujero abierto de lo perforado q deja un vacío, constituye el tercer vértice de un triangulo. Si el pene no está agarrado, entonces ya no hay nada más, y por eso hace falta una mediación q permita ponerlo, quitarlo y volverlo a poner. Ha de ser amovible. Todo esto le sirve para introducir el tornillo. El instalador viene desatornilla, después viene y le desatornilla el pene para ponerle otro mayor.
La introducción de este instrumento lógico, de este elemento mítico, conduce a la verdadera solución del problema, a través de la noción de q el falo es también algo incluido en el juego simbólico, se puede combinar, esta fijo cuando esta puesto, pero movilizable, circula, es un elemento de mediación. De ahora en más el niño está a punto de conseguir un pequeño respiro en su búsqueda de mitos conciliadores, nunca satisfactorios, hasta llegar a la ultima solución q encuentra, una solución aproximada del complejo de Edipo.
El caballo al q le están poniendo la herradura (en el librito) es una de las formas ocultas de solución para el problema de la fijación del elemento faltante. Este puede ser representado por cualquier cosa (lo suficientemente dura). El objeto q en esta construcción mítica, simboliza el falo de la forma más simple es la piedra. Lo encontramos en todos lados, en la escena principal con el padre, es también el hierro golpeado por el martillo en la pezuña, q desempeña un papel en el pánico auditivo del niño. Se asusta cuando el caballo golpea el suelo con la pezuña donde han fijado algo q no debe estar completamente fijado, problema q resolverá al final con la solución del tornillo.
En fin, este progreso de lo imaginario a lo simbólico constituye una organización de lo imaginario como mito.