martes, mayo 24, 2011

EL SIGNIFICANTE EN LO REAL


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El significante es el organizador de la memoria humana. Y se introduce en lo real simplemente en cuanto se habla, o con el solo empezar a contar.

Lacan habla de unas formulas matemáticas, y llega a la propiedad de q si se toma un término cualquiera de la cadena se puede verificar si hay alguna falta con solo remitirse al termino dos veces anterior y al termino dos veces posterior. En medio solo hay una letra posible. Esto demuestra q, en cuanto surge el significante de la forma más elemental, surge la ley, con independencia de todo elemento real. Esto significa q la ley surge con el significante, de forma interna, independiente de toda experiencia. Un matemático (Frege) dijo q no hay ninguna deducción posible del numero partiendo únicamente de la experiencia. Entonces sin lugar a dudas el orden simbólico, como distinto de lo real, entra en lo real como una reja de un arado e introduce en él una dimensión original. (Es q no hay nada en la experiencia misma q me haga deducir el numero 3 o 2 o cualquiera por la experiencia misma).

Juanito al principio juega con el hace-pipi q está ahí, q no esta allá, el de su madre, el de su padre, el del animal grande, el del pequeño, el suyo propio, q al parecer para él es un objeto muy bonito para jugar al escondite. Este es el punto de partida, se trata solo de esto. Resulta q al principio presenta (sin duda dirigido a sus padres) una problemática del falo imaginario, q está en todas partes y en ninguna parte. Este falo es el elemento esencial de la relación de Juanito con lo q constituye para él la madre.

Hasta ahí llego Juanito y todo parece ir perfecto gracias al liberalismo, pero después…la fobia. Ahora bien, la presencia del caballo ya había sido anunciada antes, cuando le dice a la mama “si tienes uno debe ser muy grande como el de un caballo”. Q la imagen del caballo aparezca en el horizonte indica ya q el niño se dispone a entrar en la fobia.

El inconsciente y la represión al parecer no están. El interroga con la mayor libertad sobre la presencia o ausencia del hace-pipi, el cual juega un papel q tiende a aparecer por toda clase de razones. Exhibirse a Juanito le produce gran placer. Lo demuestran algunos de sus juegos. El carácter esencialmente simbólico del hace-pipi se manifiesta cuando va a exhibirse en la oscuridad, lo muestra pero como un objeto oculto. Se sirve de él igualmente como de un elemento intermedio en sus relaciones con los objetos de su interés, o sea, las niñas a quienes solicita ayuda y les deja mirar.

Sueña con estar con Mariedl, y cuando el padre le cuenta a la madre este sueño en su presencia, Juanito lo rectifica “no solamente con Mariedl, completamente solo con Mariedl”. Esta replica solo es concebible en la dialéctica imaginaria q era la situación de partida de las relaciones del niño con la madre. Esto se produce cuando Juanito tiene 3 años y 9 meses, y hace 3 meses nació Hanna. No solo “completamente solo”, sino “completamente solo con” o sea q se puede estar con ella totalmente solo, sin tener como ocurre con la madre, a esa intrusa (a Juanito le costó 6 meses acostumbrarse a la presencia de Hanna).

Si bien la intrusión real del otro niño en la relación del niño con la madre es adecuada para precipitar esa angustia decisiva, no obstante, sea cual fuere la situación real, el niño nunca esta solo con la madre. La relación aparentemente dual está marcada por ese elemento esencial: el niño interviene como sustituto, como compensación, en una referencia a lo q le falta a la mujer esencialmente. Por eso no está nunca completamente solo con la madre. La madre se sitúa, y así va conociéndola poco a poco el niño, como marcada por esa falta fundamental q ella misma trata de colmar, y con respecto a la cual el niño le aporta tan solo una satisfacción, provisionalmente, sustitutiva.

Sobre esta base se concibe toda nueva hiancia, toda reapertura de la pregunta, y especialmente, la q surge con la maduración genital real, o sea, en el niño, con la introducción de la masturbación, cuando entra en juego su hoce real con su propio pene real.

La situación entre la madre y el niño supone q este ha de descubrir aquella dimensión, el deseo de algo más allá de él miso, por parte de la madre, es decir, más allá del objeto de placer q siente q es para la madre, en primer lugar, y q aspira a ser.

Se trata de saber cuál es la función del niño para la madre, con respecto a ese falo q es el objeto de su deseo. La cuestión previa es ¿metáfora o metonimia? No es lo mismo si el niño es la metáfora de su amor por el padre, o si es la metonimia de su deseo del falo, q no tiene y q nunca tendrá.

Todo el comportamiento de la madre con Juanito indica q el niño es para ella un apéndice indispensable. La madre de Juanito, esa madre tan buena, se las arregla para cambiarse las bragas delante de su hijo. Se ve ya q el niño es para ella la metonimia del falo.

Esto no significa q ella sea tan considerada con el falo del niño. Al contrario, tan liberal en educación q parecía, cuando se trata de ir al grano y poner el dedo en el pequeño hace-pipi de Juanito cuando él se lo pide, se horroriza.

Así Juanito no es metonímico como portador del falo, por el contrario, es metonímico como totalidad. Para el todo estaría muy bien si se tratara de su hace-pipi, pero no se trata de eso, es él mismo lo q está en juego, todo entero, y la diferencia empieza a plantearse muy seriamente en cuanto interviene el hace-pipi real, convertido para Juanito en un objeto de satisfacción. En ese momento, empieza a producirse la angustia, debido a q puede medir la diferencia existente entre aquello por lo q es amado y lo q él puede dar.

Se encuentra por lo tanto en una relación en la q fundamentalmente es imaginado, y su estado es de pura pasividad (vemos acá la raíz de esa pasividad primordial). Esta prendido en la captura imaginaria, en la trampa donde se introduce para ser el objeto de la madre. Como es imaginado, lo mejor q puede hacer es imaginarse tal como es imaginado, o sea, pasar a la voz media. Pero desde el momento en q existe también como real, no tiene remedio. Entonces se imaginara como fundamentalmente distinto de lo deseado, y en esa medida, expulsado del campo imaginario donde, por el lugar q él ocupaba, la madre podía encontrar la forma de satisfacerse.

No sé si la fobia es tan representativa, porq es muy difícil saber de que tiene miedo el niño. Ese caballo blanco, marrón, negro, verde, plantea un enigma q permanece hasta el final: esa mancha negra delante de la boca, q el padre pregunta mil veces q es y Juanito a todo le dice q no hasta q a lo ultimo cansado le dice “si, ese caballo de ahí lo tiene”. Está claro q nadie sabe lo q es. No es tan simple una fobia, porq incluye elementos casi irreductibles, muy poco representados.

Si de algo no cabe duda es de la diferencia entre los dos sentimientos, el miedo y la angustia, q aparece cuando el niño se siente como algo q podría quedar completamente fuera de juego. Obvio q Hanna prepara este interrogante, pero, repito, la crisis se abre sobre un fondo mucho más profundo, el suelo se abre bajo los pies de Juanito. El niño piensa entonces q podría no cumplir ya de ninguna forma su función, no ser ya nada, sino eso q tiene el aspecto de ser algo, pero al mismo tiempo no es nada, se llama metonimia. Juanito ve, pues, q puede caer de su función de metonimia.

A partir de la fobia, el niño teme q ocurra algo real, dos cosas nos dice: q los caballos muerdan o se caigan. Los caballos surgen de la angustia, pero lo q traen es el miedo. El miedo se refiere siempre a algo articulable, nombrable, real.

No tiene miedo al caballo, sino a los caballos, de forma q a partir de la fobia el mundo se le aparece puntuado por toda una serie de puntos peligrosos, puntos de alarma, q lo reestructuran.

La fobia introduce en el mundo del niño una estructura, sitúa precisamente en primer plano la función de un interior y un exterior. Hasta ese momento, el niño estaba en el interior de su madre, acaba de ser rechazado, o se lo imagina, esta angustiado, y entonces, con ayuda de la fobia, instaura un nuevo orden del interior y del exterior, una serie de umbrales q se ponen a estructurar el mundo.

Hemos transformado la angustia en miedo. El miedo no puede nunca considerarse un elemento primitivo, un elemento último, en la estructura de la neurosis. En el conflicto neurótico, el miedo interviene como un elemento q defiende destacándose, y contra algo completamente distinto, q por naturaleza no tiene objeto, a saber, la angustia. Esto es lo q nos permite articular la fobia.

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